La historia de Estados Unidos comienza con la llegada de los primeros pueblos indígenas, quienes habitaron el continente americano durante miles de años antes de la llegada de los europeos.

En el siglo XV, exploradores como Cristóbal Colón abrieron la puerta a la colonización europea, lo que llevó a la creación de diversas colonias británicas a lo largo de la costa atlántica. Estas colonias prosperaron, pero también comenzaron a resentir la falta de representación en el gobierno británico, lo que culminó en el movimiento por la independencia.

En 1776, las colonias americanas declararon su independencia de Gran Bretaña, dando inicio a la Guerra de Independencia. La victoria en 1783 permitió a los Estados Unidos establecer una nueva nación, basada en principios democráticos y de libertad individual. La Constitución, ratificada en 1788, se convirtió en el marco fundamental del gobierno estadounidense, estableciendo un sistema de checks and balances y garantizando derechos fundamentales. Sin embargo, las tensiones entre el norte y el sur sobre temas como la esclavitud llevaron a una guerra civil devastadora entre 1861 y 1865.

Tras la guerra civil, Estados Unidos experimentó un período de rápida industrialización y expansión territorial, conocido como el «Sueño Americano». A finales del siglo XIX y principios del XX, el país se convirtió en una potencia mundial, influenciando la política, la economía y la cultura a nivel global. A lo largo del siglo XX, Estados Unidos enfrentó desafíos significativos, incluidos dos conflictos mundiales y el movimiento por los derechos civiles, que buscó poner fin a la discriminación racial. Hoy en día, Estados Unidos sigue siendo un símbolo de diversidad y un epicentro de innovación y cambio social, aunque enfrenta retos contemporáneos en áreas como la política, el medio ambiente y la desigualdad.