En Mendoza, el sindicato presentó la queja en la Legislatura e incluso acudió a la policía debido a comportamientos inadecuados y quejas de los vecinos.
Los alquileres de viviendas encontraron un nuevo punto de equilibrio entre oferta y demanda de inmuebles, tras la desregulación, si bien a valores elevados en comparación a los ingresos medios de la población, lo cual le cambió las caras (y las conductas) a los inquilinos temporarios.
Como el sistema Airbnb es prácticamente privativo del turismo y se redujo la visita de extranjeros por la inflación en dólares que encareció las estadías, las unidades que se ofertaban en el segmento o salieron de circulación o se afectaron a ocupaciones de corto plazo, hasta un mes, a residentes que suelen buscar departamentos bajo contratos de mayor alcance y términos normales.
Y, según la ubicación, se ponen también a disposición de los eventuales vacacionantes nativos en temporada o en localidades limítrofes.
Un caso es Mendoza, desde donde se cruza a Santiago de Chile y la ciudad es apeadero de los que viajan desde otros puntos del país, tanto para ida como para vuelta.
Precisamente, en la capital mendocina se disparó un conflicto latente entre los encargados de los edificios y los inquilinos que ocupan departamentos por lapsos breves que llegó a la Legislatura provincial.
El Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH), que representa a 450 encargados, expuso ante el diputado provincial Enrique Thomas (PRO), uno de los problemas que trajeron los alquileres temporarios en el Gran Mendoza, por tratarse de inquilinos que generan más de una molestia para los residentes habituales.
El secretario general del gremio, Carlos Esteban Flores, explicó las complicaciones no son contempladas por ninguna norma actual.






