La mateína, un compuesto presente en la yerba mate, es conocida por sus efectos estimulantes sobre el sistema nervioso, similares a la cafeína, pero con algunas diferencias importantes. Aunque muchas personas consumen mate como una bebida energizante, es crucial entender las consecuencias de su ingesta en el cuerpo. La mateína, al igual que otros estimulantes, puede tener tanto efectos positivos como negativos, dependiendo de la cantidad consumida y de la sensibilidad individual.

Por un lado, la mateína tiene la capacidad de aumentar la alerta mental y la concentración, lo que puede mejorar el rendimiento cognitivo en tareas que requieren atención. Este efecto estimulante es beneficioso en situaciones que demandan energía, como el estudio o el trabajo. Además, al ser menos concentrada que la cafeína, algunas personas experimentan una «energía más suave», lo que significa que el riesgo de efectos secundarios como el nerviosismo o el insomnio suele ser menor.

Sin embargo, el consumo excesivo de mateína también puede acarrear consecuencias negativas para la salud. Al igual que con otros estimulantes, su abuso puede generar dependencia, trastornos del sueño, o incluso afectar el sistema cardiovascular, provocando un aumento en la presión arterial. Además, algunas investigaciones sugieren que el consumo elevado de yerba mate, especialmente cuando se combina con otros factores de riesgo, podría estar asociado a un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, aunque estos estudios aún son objeto de debate. Por lo tanto, como con cualquier sustancia estimulante, es importante moderar su consumo para evitar efectos adversos en la salud a largo plazo.