El temporal que azotó Bahía Blanca dejó a la ciudad severamente afectada. Con lluvias torrenciales y desbordes de ríos y canales, el 70% de la capacidad operativa del municipio quedó comprometida, según el intendente Federico Susbielles. Además, la situación empeoró con la pérdida de vehículos de rescate y la dificultad para acceder a zonas críticas.
Las lluvias comenzaron a intensificarse durante la noche, y rápidamente la ciudad se vio desbordada por los canales Maldonado y Napostá. «Lo que vivió Bahía Blanca no tiene precedentes», comentó el jefe comunal, que reconoció que la situación se tornó incontrolable a partir de las 10 de la mañana. Los accesos fueron destruidos y las comunicaciones severamente dañadas.
Ante este panorama, se suspendieron las clases y las autoridades se coordinaron con fuerzas de seguridad para tratar de brindar asistencia. Sin embargo, los esfuerzos se vieron limitados por la cantidad de agua que seguía subiendo sin cesar. «La ciudad estuvo aislada por varias horas, lo que dificultó aún más las labores de rescate», explicó Susbielles.
La situación en los hospitales también fue dramática. El Hospital Penna, uno de los más importantes de la ciudad, tuvo que evacuar su unidad de terapia intensiva y su área de neonatología. A pesar de los esfuerzos, el agua dañó equipos esenciales para la atención de los pacientes.
Finalmente, con la llegada de la Armada y el Ejército, se comenzó a movilizar recursos para atender a los afectados. Mientras tanto, los equipos de rescate continuaban trabajando en las zonas más complicadas, tratando de salvar vidas y minimizar los daños causados por la tormenta, que dejó más de 400 milímetros de lluvia en tan solo unas horas.






