La decisión del gobierno nacional de frenar la obra pública generó una fuerte reacción en varias provincias, y en particular en Neuquén, donde el gobernador Rolando «Rolo» Figueroa planteó una preocupación concreta: ¿quién construirá escuelas en las zonas alejadas si no interviene el Estado?
La paralización de proyectos esenciales afecta de manera directa a las comunidades más pequeñas, donde las inversiones privadas son escasas o inexistentes, y donde las necesidades educativas son urgentes.
Figueroa resaltó que en muchas localidades del interior neuquino, el acceso a la educación depende exclusivamente de la acción estatal. Sin la presencia activa del gobierno, se corre el riesgo de que miles de niños y jóvenes queden sin infraestructura escolar adecuada, profundizando las desigualdades ya existentes.
Para el mandatario, la obra pública no solo motoriza la economía, sino que también es una herramienta de equidad social y territorial.
En este contexto, el gobernador advirtió sobre la responsabilidad que le cabe a Nación frente a los compromisos asumidos. Muchas de las obras en curso, como escuelas, hospitales y rutas, no son lujos, sino necesidades básicas que permiten el desarrollo de las comunidades.






