Saber comunicarse bien no es solo cuestión de hablar correctamente, sino de escuchar con atención y expresar ideas con claridad. Es una habilidad útil en todos los ámbitos: trabajo, pareja, familia y amistades.
Uno de los errores más comunes es interrumpir o pensar en qué decir mientras el otro habla. La escucha activa mejora cualquier diálogo. Prestá atención a las palabras, el tono y el lenguaje corporal.
También es clave elegir el momento adecuado para conversar. Si alguien está apurado, cansado o distraído, no va a estar receptivo. Una buena conversación necesita espacio y disposición.
Ser claro y directo evita malentendidos. No des por sentado que el otro entiende lo que querés decir. Usar ejemplos y verificar si te entendieron puede hacer una gran diferencia.
Por último, cuidá tu lenguaje corporal: mantener contacto visual, una postura abierta y un tono de voz amable genera confianza. Comunicarte mejor mejora tus relaciones y también tu autoestima.





