El reconocido actor interpreta a un candidato que aparenta ser progresista pero esconde prejuicios, en la obra Cuestión de género. La pieza, junto a Moria Casán, parodia discursos vacíos sobre diversidad.

Con más de 50 años de carrera, Jorge Marrale vuelve al teatro con un personaje que incomoda: un político que predica inclusión en público, pero en privado desprecia los derechos de las minorías. En Cuestión de género, comparte escenario con Moria Casán, quien interpreta a su esposa, una mujer trans. Juntos exponen la hipocresía de ciertos discursos políticos disfrazados de modernidad.

La obra, que se presenta en el Teatro Metropólitan durante junio, pone el foco en cómo la política puede usar un lenguaje inclusivo sin verdadero compromiso. Marrale considera que interpretar a este personaje es un desafío atractivo, porque refleja a quienes “se creen superiores pero no pueden enfrentar lo que les pasa”. La puesta genera reflexión y también humor, abordando temas urgentes con inteligencia.

Fuera del escenario, Marrale también alza la voz como presidente de SAGAI. Critica la falta de apoyo a la ficción nacional y defiende el derecho de actores y actrices a una retribución justa. “El derecho de propiedad intelectual es de alimento”, afirma. Lamenta la caída de producciones y recuerda intentos fallidos de crear asociaciones paralelas que restaron en lugar de sumar.

El actor también expresa preocupación por el clima de violencia en la política actual. Para él, la agresividad y los mensajes destructivos son un mal ejemplo, sobre todo para los jóvenes. Cree que el vínculo humano se está deshumanizando, y que el arte tiene un rol clave para recuperar el sentido crítico y la memoria colectiva.

Finalmente, Marrale resalta que su compromiso con la cultura no es solo profesional, sino también ético. Ve al teatro como un espacio de resistencia y reflexión en tiempos difíciles. Con su personaje, busca exponer contradicciones sociales y recordar que la transformación empieza por reconocer nuestras propias verdades.