Investigadores hallaron que maratonistas y triatletas podrían desarrollar fibrosis en el corazón, con riesgos a largo plazo.

Un estudio internacional encendió una nueva señal de alerta en el ámbito del deporte de alto rendimiento: atletas de resistencia, como maratonistas, ciclistas y triatletas, podrían estar desarrollando cicatrices cardíacas potencialmente peligrosas como consecuencia del entrenamiento extremo. La investigación analizó datos de resonancias magnéticas y detectó fibrosis en una proporción significativa de deportistas.

El hallazgo sugiere que el ejercicio prolongado y de alta intensidad, lejos de ser siempre beneficioso, podría tener efectos adversos en la estructura cardíaca. Aunque los investigadores remarcan que el deporte sigue siendo fundamental para la salud general, piden reconsiderar los límites del esfuerzo físico extremo y prestar más atención al monitoreo cardiológico.

La fibrosis detectada puede alterar la conductividad eléctrica del corazón y generar arritmias o incluso insuficiencia cardíaca en el largo plazo. Según los autores del estudio, algunos atletas mantenían un estado físico excelente y sin síntomas, lo que dificulta la detección temprana del problema sin estudios especializados.

Los expertos proponen la inclusión de controles cardíacos regulares en los planes de entrenamiento profesional, especialmente en deportes de resistencia. También insisten en que los beneficios del ejercicio no deben perderse, pero deben estar acompañados de protocolos médicos adecuados según la intensidad y la frecuencia del esfuerzo.

El estudio fue bien recibido por cardiólogos deportivos, quienes ven en él una oportunidad para ajustar las rutinas y priorizar la salud a largo plazo. La cultura del “no pain, no gain” comienza a ser reevaluada desde una perspectiva médica más integral y preventiva.