Aunque Río Negro y Neuquén compartan el yacimiento, la ubicación geográfica beneficia a los neuquinos, que concentran infraestructura, producción y regalías. Los rionegrinos, en cambio, mantienen una participación reducida y de menor impacto económico.

La distribución territorial de Vaca Muerta marca una diferencia estructural entre Neuquén y Río Negro, dos provincias que la comparten. Neuquén posee la mayor parte del yacimiento, lo que le permite atraer más inversiones, desplegar infraestructura clave y consolidarse como el principal polo de producción hidrocarburífera del país. En cambio, Río Negro tiene un papel secundario y colabora mayormente en tareas de infraestructura.

En 2024, Neuquén recaudó aproximadamente 1500 millones de pesos en regalías, mientras que Río Negro proyecta apenas 154 millones para 2025. Esta diferencia de ingresos expone una asimetría territorial profunda que limita las oportunidades para la provincia rionegrina.

Actualmente, Río Negro produce unos 4700 barriles diarios, una décima parte del volumen extraído por su vecina. A pesar del esfuerzo provincial por desarrollarse dentro del área, el peso geográfico de la formación impone una desventaja difícil de revertir.