La sinestesia es un fenómeno neurológico fascinante en el que los sentidos se cruzan. Por ejemplo, una persona puede ver colores al escuchar música, o sentir sabores al leer palabras. Para quienes la tienen, es natural… pero para el resto, suena como ciencia ficción.
No es una enfermedad ni un trastorno: es una forma distinta de percibir el mundo. Se calcula que entre el 2% y el 4% de la población tiene algún tipo de sinestesia, aunque muchos no lo saben porque siempre lo vivieron así.
Hay decenas de variantes: algunas personas ven letras y números con colores específicos (sinestesia grafema-color), otras sienten que los días de la semana tienen personalidad o género (sinestesia de orden secuencial). También hay quienes asocian olores con sonidos.
Neurológicamente, se cree que la sinestesia ocurre por una hiperconexión entre áreas del cerebro que normalmente funcionan por separado. Por eso, un estímulo en un sentido activa otro sentido en paralelo.
Curiosamente, muchas personas sinestésicas tienen alto nivel creativo y memoria visual potente. Artistas como Kandinsky, Pharrell Williams o Billy Joel han dicho que sus creaciones están influenciadas por su sinestesia.
Este fenómeno nos recuerda que la realidad no es igual para todos. Lo que percibimos no depende solo de lo que está “afuera”, sino también de cómo está conectado nuestro mundo interior.





