Los sueños han fascinado a la humanidad durante siglos. Desde interpretaciones espirituales hasta estudios científicos, el misterio de por qué soñamos sigue sin resolverse por completo, aunque cada vez sabemos más sobre su función en el cerebro.
Durante el sueño, especialmente en la fase REM, el cerebro está casi tan activo como cuando estamos despiertos. Es en esta fase donde ocurren los sueños más vívidos, y donde se cree que se consolidan recuerdos y se procesan emociones.
Algunos estudios sugieren que soñar ayuda a resolver problemas del día a día. Es común que, después de una noche de sueño, una persona encuentre soluciones a algo que la preocupaba el día anterior, gracias al procesamiento inconsciente del cerebro.
También se ha comprobado que las personas que duermen poco o interrumpidamente tienen más dificultad para concentrarse y regular sus emociones. Esto refuerza la idea de que los sueños tienen un papel vital en el bienestar mental.
Los sueños lúcidos, donde el soñador es consciente de que está soñando, también son objeto de investigación. Algunas personas los entrenan como herramienta para enfrentar miedos, practicar habilidades o explorar la creatividad.
Aunque todavía hay mucho por descubrir, lo que está claro es que los sueños no son solo un fenómeno curioso: son una parte fundamental del funcionamiento mental y emocional del ser humano.





