En su reaparición mediática, el expresidente Alberto Fernández abordó por primera vez uno de los rumores más persistentes de su gestión: la existencia de un presunto video íntimo grabado en un ascensor de la Casa Rosada.

Consultado por Rebord sobre el tema, el exmandatario reaccionó de inmediato y con tono firme: “¿Dónde está? No existe, hermano”, dijo, descartando cualquier posibilidad de que ese material hubiera existido. Su respuesta, breve pero contundente, buscó cerrar de una vez por todas un rumor que circuló con fuerza durante su presidencia.

Fernández profundizó luego en cómo ese tipo de versiones afectaron su vida personal. “El ascensor… no existe eso, porque no ocurrió nunca semejante cosa. Me atribuyeron vínculos con mujeres que no conozco”, señaló, apuntando contra la liviandad con la que, según él, se instalan historias sin sustento en los medios y las redes sociales.

En su defensa, el expresidente amplió el foco y denunció lo que considera una práctica sistemática de escarnio público hacia figuras políticas y mediáticas. Aseguró que su caso es solo un ejemplo del daño que pueden provocar las operaciones diseñadas para destruir reputaciones.

Finalmente, Fernández expresó su solidaridad con otras personas que, a su juicio, fueron víctimas de ataques mediáticos injustos. “Hay dos personas que me ha dolido mucho cómo las trataron: Tamara Pettinato y Florencia Peña, injustamente maltratadas”, afirmó, vinculando su desmentida con una crítica más amplia al tratamiento de la vida privada en la agenda pública.