La sala quedó en silencio cuando el tribunal leyó la sentencia y todas las miradas se dirigieron a César Sena. El joven, acusado en el juicio por el crimen de Cecilia Strzyzowski, escuchó el veredicto sin mostrar emociones visibles, aunque quienes estaban en primera fila señalaron que respiró hondo y apretó los puños apenas terminó la lectura.
Durante toda la audiencia, Sena mantuvo la misma postura rígida que lo acompañó a lo largo del proceso: mirada fija al frente, sin dirigir gestos al público ni a los familiares de la víctima. Sólo cuando los jueces se retiraron, inclinó brevemente la cabeza y cruzó una mirada fugaz con su defensa, que le habló en voz baja antes de que fuera retirado de la sala.
El clima en el recinto estuvo cargado de tensión. Los allegados de Cecilia estallaron en llanto y abrazos tras el veredicto, mientras la seguridad reforzó el operativo para evitar incidentes. La reacción del público contrastó por completo con la frialdad del acusado, quien no expresó palabras ni mostró signos de sorpresa.
El fallo marca un capítulo crucial en una causa que conmocionó al país desde su inicio. Con la sentencia ya dictada, resta ahora avanzar en los próximos pasos judiciales y en la definición de eventuales recursos, mientras la familia de Cecilia insiste en que “la justicia recién empieza”.






