Una nueva gripe detectada en Europa encendió señales de alarma y forzó el retorno de medidas restrictivas en el Reino Unido, donde los casos aumentaron de forma acelerada en las últimas semanas. Las autoridades dispusieron nuevamente el uso de barbijo y aplicaron confinamientos parciales en diversas localidades para contener los brotes.
El repunte de contagios generó tensión en el sistema de salud, que reportó una mayor demanda en guardias y consultorios. Aunque los cuadros registrados hasta el momento no muestran una letalidad elevada, el nivel de propagación llevó a gobiernos europeos a reunirse de urgencia para coordinar estrategias comunes de prevención.
El escenario abre un nuevo capítulo sanitario para el continente, que enfrenta el desafío de responder con rapidez sin afectar la actividad económica. Los especialistas destacan que las próximas semanas serán decisivas para determinar si la gripe logra ser controlada o si se requieren medidas más estrictas a nivel regional.






