El régimen cubano confirmó la puesta en marcha de un esquema de dolarización parcial que transformará la manera en que operan sectores clave de la economía. La medida, que regirá de manera inmediata, habilita transacciones en dólares y otras divisas fuertes en rubros estratégicos y redefine el peso cubano a un rol secundario en el mercado interno.
De acuerdo con el anuncio oficial, el Gobierno permitirá que importaciones esenciales —como alimentos, insumos médicos, repuestos y maquinaria— se gestionen exclusivamente en moneda extranjera. Además, comercios estatales y plataformas de servicios comenzarán a operar bajo un sistema mixto donde los pagos en dólares serán obligatorios para determinados bienes.
La decisión llega en un contexto de deterioro sostenido, marcado por la caída de la producción local, la falta de divisas, la expansión del mercado informal y una inflación que golpea con mayor fuerza a los sectores vulnerables. Para el régimen, la dolarización parcial es un mecanismo para “recuperar estabilidad” y asegurar la disponibilidad de recursos que el peso no puede generar.
Sin embargo, especialistas advierten que la medida puede profundizar la brecha social, ya que amplía la diferencia entre quienes tienen acceso a divisas —principalmente a través de remesas— y quienes dependen exclusivamente de salarios estatales. Al mismo tiempo, organizaciones opositoras denunciaron que el Gobierno evita transparentar los impactos sociales y el alcance real del programa.
La decisión representa un giro significativo en la política económica cubana y confirma la dependencia creciente del país de las monedas extranjeras. Aunque el régimen no brindó detalles sobre posibles etapas futuras, analistas coinciden en que la medida podría extenderse si la crisis continúa agravándose.






