Diversos estudios científicos volvieron a poner el foco en los efectos de la nicotina sobre la salud cardiovascular y advirtieron que no existe una forma segura de consumo. Cigarrillos tradicionales, vapeadores, tabaco calentado, chicles y parches con nicotina generan impacto directo en el sistema cardiovascular, incluso cuando no hay combustión ni humo.
La nicotina actúa como un potente estimulante que eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial, provoca vasoconstricción y aumenta la carga de trabajo del corazón. Estos efectos, sostenidos en el tiempo, incrementan el riesgo de hipertensión, arritmias, infartos y accidentes cerebrovasculares. Especialistas señalan que el daño no depende solo del tipo de producto, sino de la sustancia en sí.
Uno de los puntos que más preocupa es la falsa percepción de seguridad asociada a alternativas como los cigarrillos electrónicos. Si bien estos dispositivos reducen la exposición a algunas toxinas presentes en el tabaco tradicional, la nicotina sigue afectando las arterias y favoreciendo procesos inflamatorios que aceleran el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Desde la comunidad médica remarcan que el consumo de nicotina también impacta de forma negativa en personas jóvenes y en quienes no presentan antecedentes cardíacos. A largo plazo, puede generar daño silencioso en los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de eventos graves incluso en individuos considerados sanos.






